#YOTEAPOYO: MUJERES EN CUBA

Vuelve a ser 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y aunque lo seguimos aceptando nos resulta raro porque los días de la mujer deberían ser todos, como también todos los días deberían ser días de las madres, y de todas las personas que sufren discriminación.
 

Reproduce este artículo


Vuelve a ser 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y aunque lo seguimos aceptando nos resulta raro porque los días de la mujer deberían ser todos, como también todos los días deberían ser días de las madres, y de todas las personas que sufren discriminación.

Nos alegra que el mundo se haya puesto de acuerdo para honrar, festejar y celebrar a quien es, en este mundo cada vez más convulso, el ser que le imprime sabiduría y mesura, fuerza y osadía, inteligencia y sensatez.

En Cuba volverán a esgrimir el discurso antiguo del heroísmo secundario: el primer nombre que saldrá a la palestra será el de Mariana Grajales, “madre de los Maceo”.

También es posible pronosticar múltiples homenajes a Vilma Espín, quien fundara la única federación de mujeres cubanas permitida por el gobierno— la FMC— que cada vez se aleja más de las luchas contemporáneas por los derechos de quienes dice representar.

Hay que honrar a la mujer por lo que es en toda su extensión. No solo a las que se integraron a la política de un gobierno que tiene al borde del dolor a la gran mayoría de ellas.

Hay que celebrar también a esa que tiene que subir a diario bidones de agua cuatro y cinco pisos, para atender un hogar y una familia luego de un exhausto día laboral. A esa que tiene que inventar para encontrar los alimentos que no provee el mismo gobierno que alaba su firmeza. La mujer que trabaja y cobra en una moneda y está obligada a comprar los alimentos y la ropa (cuando hay) en otra.

En la prensa oficial de la Isla dirán hoy lo que el gobierno decida sobre ellas. Y las compararán con una flor, un árbol indestructible, con una mariposa, con aquellas mambisas de las que las nuevas generaciones no tienen ni idea, y saldrán los mismos nombres de ese altar patriótico que llenan siempre de velas y antorchas.

Desde ADN Cuba pensamos, en cambio, que el mejor modo de honrarlas es apoyando sus derechos a decidir sobre sus vidas y sus cuerpos; y a que la sociedad y sus leyes las protejan del acoso, el maltrato y la discriminación en todas sus manifestaciones.

Tags
 

Relacionados