Menos homicidios pero más violencia doméstica: ¿por qué la pandemia afecta más a las mujeres?

Las autoridades de Miami temen que, mientras bajaba el índice de criminalidad por el confinamiento, hayan aumentado los niveles de violencia doméstica, sobre todo contra mujeres y niños.
Violencia doméstica
 

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Durante seis semanas, desde mediados de febrero hasta abril de 2020, la ciudad de Miami no reportó ningún homicidio. El hecho, sin precedentes en los últimos 60 años, saltó a los titulares de los medios de comunicación durante el apogeo de la pandemia de coronavirus que ha obligado a millones de estadounidenses a permanecer en sus hogares.

De hecho, la Policía de Miami, abogados y otros expertos en el sur de la Florida, han asegurado que la baja de los crímenes se debe al confinamiento obligatorio por la pandemia de COVID-19.

"Podemos decir que se debe a nuestra gran visibilidad policial, atribuida a la pandemia y la orden de quedarse en casa", dijo un portavoz del Departamento de Policía de Miami a la cadena CBS News.

Sin embargo, a la vez que disminuían los homicidios aumentaban los hechos de violencia doméstica entre parejas o familiares obligados a permanecer bajo el mismo techo, sin poder salir a la calle debido a las medidas de confinamiento y al toque de queda para evitar la propagación del nuevo coronavirus.  

No es un fenómeno exclusivo de la ciudad de Miami y mucho menos de Estados Unidos: la proporción inversa entre descenso de la criminalidad general y aumento de la violencia intrafamiliar o doméstica, ya se ha reportado en Europa y América Latina, y ha preocupado a organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres en todo el mundo.

A finales de abril, el jefe de la Policía de Miami confirmó al periódico The New York Times que su ciudad se había mantenido sin homicidios por un período de seis semanas que terminó el 12 de abril. Sin embargo, aseguró que le preocupaba el incremento de hechos violencia doméstica y abuso infantil no reportados durante la pandemia de COVID-19.

"Es obvio que el confinamiento y el toque de queda, así como una mayor presencia de las autoridades en las calles para exigir el cumplimiento de estas órdenes, traerán un descenso de los crímenes, pero la violencia doméstica no es un crimen que ocurra de la puerta hacia afuera de nuestros hogares, es un crimen a puertas cerradas y silencioso", explicó a ADN Cuba Yovana Martínez, la directora ejecutiva y fundadora de Funcionarte Corp, una organización sin fines de lucro basada en Miami que brinda apoyo a víctimas de la violencia doméstica.

 

Tanto Martínez como Pablo Lorenzo, un trabajador social clínico del condado de Miami-Dade, cree que el fenómeno no solo afecta a las mujeres, sino también a los niños, ancianos, discapacitados y otras personas vulnerables que están obligadas a permanecer en sus casas con abusadores.

Para Lorenzo, cuando se mezclan la disminución de la criminalidad fuera del hogar y el aumento de la violencia dentro de la casa, "el resultado es exponencialmente destructivo para las víctimas de violencia. El aislamiento por la pandemia le quita del camino al agresor la mayoría de los obstáculos".

Tanto las autoridades como las organizaciones no gubernamentales que luchan contra el flagelo de la violencia doméstica han alertado que el encierro de las víctimas con sus victimarios a causa de la actual pandemia genera un aumento de las tensiones, que casi siempre desembocan en episodios de violencia.

"Un abusador va a aprovechar todo lo que esté a su alcance para ejercer su poder y su control, y la COVID-19 puede ser una de esas herramientas", dijo al periódico The San Diego Union-Tribune Crystal Justice, supervisora de una línea telefónica nacional para reportar hechos de violencia doméstica durante las 24 horas del día.

De acuerdo con Justice, en un día normal se reciben de 1.800 a 2.000 llamadas. Aunque en la actualidad esas cifras no han cambiado, los expertos no creen que eso contradiga el aumento de la violencia doméstica reportado durante la actual crisis sanitaria.

 

Justice cree que, cuando ocurren desastres naturales, como un terremoto, las víctimas de violencia solo hablan cuando ya ha pasado lo peor.

De esta forma, el aumento exponencial de los reportes podría suceder tras el regreso a la "nueva normalidad". Solo en un período de cinco días a finales de marzo de 2020, las más de 700 personas que llamaron a la línea telefónica donde trabaja Justice mencionaron al coronavirus como "un desencadenante de su experiencia".

Yovana Martínez, por su parte, advierte que si bien han aumentado las llamadas a la Policía por altercados domésticos, no han crecido las denuncias por violencia.

La activista cree que, "cuando una víctima siente que su vida o la de los suyos está en peligro de muerte, llama a la Policía para lograr frenar a su agresor, como una medida de emergencia para sobrevivir; pero cuando está a tiempo completo con el agresor y la violencia es normal y crónica en una casa, la víctima no denuncia porque el miedo paraliza".

"Por eso, debemos tener claro por qué una víctima ante el peligro de muerte inmediato llama al 911 y detiene la agresión. Cuando llega la Policía contabiliza el hecho como altercado doméstico, pero no procede con la denuncia ―como debe ser― y por tanto no se contabiliza como crimen", explica Martínez.

Para la fundadora de Funcionarte, la situación de confinamiento y toque de queda dificulta la movilidad de las víctimas, quienes creen que ahora mismo "todo está cerrado o al mínimo de la capacidad".

Sin embargo, Martínez asegura que en este punto solo la información pública puede servir de protección a las potenciales víctimas de violencia doméstica.

"Los medios de comunicación públicos, como noticieros, periódicos, debieran brindar esa información para que llegue a todos de manera orgánica", aseguró a ADN Cuba.

 

De acuerdo con la activista, todas las personas en situaciones de violencia doméstica deberían saber que los albergues del condado de Miami-Dade están abiertos y "cumplen con todos los protocolos de protección ante la COVID-19 ordenados por el Departamento de Salud y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades".

Asimismo, las unidades de asistencia para víctimas de violencia doméstica de los departamentos de la Policía y las cortes del condado siguen abiertas y cumplen todos los protocolos de protección en tiempos de pandemia.

Además, líneas de ayuda y organizaciones como el Centro Coordinado para víctimas del condado o Funcionarte, la organización que lidera Martínez, siguen brindando asistencia y acompañamiento a las víctimas a través del teléfono y las aplicaciones de mensajería.

Información adicional:

•         Emergencia 911

•         Línea directa de violencia doméstica en la Florida: 1-800-500-1119; TTY: 1-800-621-4202

•         Línea directa nacional de violencia doméstica: 1-800-799-SAFE (7233); TTY: 1-800-787-3224

•         Departamento de Niños y Familias de Florida: 1-800-96-ABUSE (22873)

•         Centro Coordinado de Asistencia a Víctimas del Condado de Miami-Dade (CVAC): (305) 285-5900

•         Funcionarte (305) 440 6960

•         Onceno circuito del Tribunal Judicial / División de violencia doméstica (305) 349-5556 

•         Lawson E. Thomas Court House Center (main / downtown courthouse) (305) 349-5813

•         Hialeah Disctric Court 305-520-4031

•         North Dade Justice Center 305-354-8728

•         South Dade Justice Center 305-252-5807

Albergues (shelters):

•         Victim Response Inc/The Lodge (305) 693-1170

•         North Dade Victim Center (Safespace Shelter North) (305) 758-2546

•         South Dade Victim Center (Safespace Shelter South) (305) 247-4249

 

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